Siempre he sido muy “intenso” en algunos temas como la comunicación efectiva, las diferencias entre el pensamiento del hombre y la mujer, el respeto a los demás y la puntualidad por mencionar solo algunos temas, precisamente en un artículo anterior hablé sobre el tema de la impuntualidad y por qué es que considero que es una de esas graves faltas de respeto que se dicen sin palabras.
Excusas como:
- “Pero son mis amigos, a ellos no les importa”
- “Las personas a las que veré también son impuntuales así que no creo que se molesten”
- “Ellos sabrán entender”
- “El tema que veremos no es tan importante así que con que llegue a la mitad de la reunión es suficiente”
Son muy comunes, tan comunes que nos parece normal el ser impuntuales.
¿Pero te has puesto a pensar en lo que piensan los demás al respecto?, no, no te pregunto si te has puesto a pensar en lo que tu supones que los demás piensan, sino a lo que en realidad piensan ¡pero no te dicen!, hay quienes incluso piensan “no importa que se moleste un poco, ya después se le pasará”… creo que, el que alguien se moleste no es tan preocupante como lo que en realidad pasa: ¡la gente se decepciona!
Un mal entendido considero, es sencillo de manejar, pero que alguien se decepcione de ti, no sé a ustedes, pero eso a mí ¡si me preocupa!, aquí es donde entramos en materia, si la impuntual es una gran falta de respeto, ¿cómo se cataloga entonces a ¡faltar a tu palabra!?
Considero que muchas personas han perdido la sensibilidad al respecto, el valor de nuestra palabra es nuestra identidad, define lo que somos, cómo somos y cómo nos relacionamos con los demás, genera confianza y credibilidad, muestra nuestros valores morales, en pocas palabras, soy yo mismo.
Por lo mismo, comprometerse a una reunión es la oportunidad perfecta para demostrar quién eres y lo que vales como persona, es la oportunidad de demostrar el respeto que sientes por los demás y por su tiempo y sobre todo, es la oportunidad de demostrar que eres confiable como persona.
Hoy se ha vuelto cotidiano el cancelar reuniones o compromisos mediante correos electrónicos, mensajes de texto o WhatsApp, ya se perdió la “bonita costumbre” de por lo menos hacer la llamada antes de la hora acordada para pedir una disculpa y dar una explicación (creíble) o lo que es peor… “cancelar” después de la hora acordada.
Hoy en día “empeñar la palabra” ha dejado de ser sinónimo de garantía y compromiso por cumplir compromisos y acuerdos por lo que creo que es tiempo de esforzarnos por cambiar eso, por volver a dar valor a nuestras palabras y reivindicar los valores que ello conlleva.
En redes sociales veo personas despotricando contra nuestro gobierno por no cumplir sus promesas pero las mismas personas llegan tarde a un compromiso… ¿hay alguna diferencia?, ok, tal vez la magnitud del “compromiso” no es la misma, pero considero que para exigir primero hay que dar.
El secreto para lograr cambiar a un país es cambiar nosotros mismos, por consecuencia lógica el gobierno se verá obligado a cambiar, difícilmente las cosas se darán de manera contraria.
Dicen que nuestros hijos son el espejo de la educación que reciben en casa, me pregunto qué están aprendiendo sobre la responsabilidad cuando nos ven faltando a nuestra palabra en los compromisos que tenemos con otros adultos, cómo les exigimos que cumplan con su palabra cuando nosotros no lo hacemos.
En fin, esta es una reflexión que posiblemente sea producto de mi propia percepción y paranoia por el respeto a los demás, pero creo que, no está por demás hacer un llamado al menos a pensar sobre esto, después de todo, ¿cómo espero que alguien sea mi socio de negocios o que alguien me invite a su cumpleaños si soy la persona menos confiable de la tierra? suena duro, pero así piensan los demás cuando somos impuntuales o no cumplimos nuestra palabra, el problema es que jamás lo escucharemos de su boca porque así es el ser humano, no nos dicen lo que piensan para evitar hacernos daño… pero acaban haciéndonos un daño aún más grande quedándose callados.
Me voy porque se me hace tarde y di mi palabra de llegar temprano a una reunión… con una hamburguesa.
Sergio Neri
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