Hace tiempo que tenía ganas de escribir sobre una enfermedad que aqueja a muchas personas y a la que yo llamo: QUEJITIS AGUDA
Aunque esto no es más que un mal hábito yo le llamo una enfermedad porque, aunque no lo crean el echo de pasarnos la vida quejándonos puede literalmente matarnos, si, aunque suene exagerado, puede matarnos.
Está comprobado que quejarnos tiene graves repercusiones negativas para la salud mental, esto es debido a que, el cerebro realiza constantemente una gran cantidad de conexiones neuronales llamadas sinapsis, pero… ¿y qué es una sinapsis?, pues bien, en nuestro cerebro las neuronas están separadas por un pequeño espacio llamado hendidura sináptica, cada vez que tenemos una idea o un pensamiento las terminales de nuestras neuronas disparan un químico a través de esta hendidura creando así una especie de puente químico por donde pasará una señal eléctrica con información específica, cada vez que se activa esta carga eléctrica, las sinapsis se agrupan para disminuir la distancia que ésta carga eléctrica tiene que cruzar, podríamos decir que el cerebro crea sus propios circuitos de interconexión según sea necesario, de esta manera es más fácil y más probable el desencadenamiento del pensamiento, así lo explica Steven Parton, escritor y estudiante de la naturaleza humana.
Si constantemente tenemos pensamientos negativos habituamos a nuestro cerebro a ser más pesimista, de esta manera construimos conexiones neuronales destinadas a facilitar el procesamiento de más de estos pensamientos negativos, es por ello que una persona negativa difícilmente puede dejar de serlo ya que, cuando llega el momento de formar otro pensamiento, dicho pensamiento toma el camino más corto y fuerte que es el camino neuronal negativo que ya está formado y fortalecido constantemente pues, para un pensamiento positivo se necesitarían generar nuevas conexiones neuronales si no existen.
Como mencionaba al principio, el echo de estar quejándonos constantemente de todo y de todos y estar contaminando al cerebro conduce a un debilitamiento del sistema inmunológico aumentando con esto la presión arterial e incrementando el riesgo de padecer enfermedades del corazón, diabetes o incluso obesidad, se genera también un estado de estrés crónico durante el cual se libera más cortisol (la hormona del estrés), los altos niveles de esta hormona interfieren con el aprendizaje y la memoria, la función inmune, la densidad ósea, el ciclo de sueño y el descanso, aumenta la ganancia de peso, incrementa el colesterol en sangre, facilita el padecer depresión y enfermedades mentales, por consecuencia afecta tus relaciones personales y laborales, disminuye tu autoestima, aumenta la probabilidad de caer en adicciones y trastornos alimenticios, etc., ¿ahora entienden por qué al hablar de este mal hábito lo hago como si hablara de una enfermedad?.
Ahora bien, esto no es lo peor, si el daño solo fuera en nuestra persona tal vez podríamos pensar en el echo de que cada quién es responsable por las decisiones que toma, el problema es que este mal hábito con tintes de enfermedad es como las adicciones: también afectan a quien nos rodean.
Los eres humanos por naturaleza tendemos a imitar las actitudes y comportamientos de otros seres humanos, de esta manera, si te rodeas de gente que se la pasa quejándose todos los días hasta porque la mosca vuela, tarde o temprano comenzarás a quejarte tu también de todo y de todos, difícilmente podemos escapar a esto.
También debemos entender que las personas quejosas no lo hacen por amargarte la vida, en realidad lo hacen porque de esta manera están tratando de sentirse un poco mejor, buscan desesperadamente aliviar sus pensamientos negativos de alguna manera, algo así como una olla exprés que libera su presión poco a poco, esto no quiere decir que por no hacerlo de manera consciente debas soportarlos y aceptarlos y correr el riesgo de contagiarte, pero si puedes ayudarlos con su problema o al menos ayudarlos a darse cuenta de que necesitan ayuda pues por si solos no podrán salir de ese gran problema.
Dentro de las recomendaciones que dan algunos especialistas para poder salir de este circulo vicioso están por ejemplo:
1. Hacerse consciente del origen de la queja
Queja: “Odio el calor”
Hacerse consciente: “El calor es lo que no me gusta, pero parece que los demás no tienen problema con eso, tal vez si busco la manera de refrescarme o pido ayuda para resolver lo que me molestia me sentiré mejor y así no necesito contagiar de mi mal humor a los demás”
Queja: “Por qué mis llaves no están donde las dejé, me molesta que tomen mis cosas”
Hacerse consciente: “Si mis llaves no están donde pienso que deberían estar, es posible que las haya dejado en otro lado, trataré de recordar dónde fue la ultima vez que las vi y si no las encuentro preguntaré si alguien las tomó o pediré ayuda para encontrarlas, es mejor eso que acusar a los demás de algo de lo que no estoy seguro”
2. Cambiar de pensamiento
Queja: “Odio que mi pareja deje tirada su ropa por toda la casa”
Cambio de pensamiento: “Saldré antes para ir a mi clase de yoga y le enviaré un mensaje a mi pareja invitándolo a que, al regresar pongamos un poco de orden en la casa, finalmente es responsabilidad de ambos”
Queja: “El empleado de la tienda está de malas y eso me pone de malas también”
Cambio de pensamiento: “El empleado de la tienda está de malas y atiende de igual manera pero yo estoy feliz y le corresponderé con una sonrisa aunque no sea correspondida, finalmente yo seguiré feliz a pesar de lo que pase”
3. Cambiar la perspectiva
Queja: “Odio que la gente conduzca tan mal”
Cambio de perspectiva: “Ojalá esa persona que maneja de manera imprudente llegue bien a su destino, lo que la hace manejar de esa manera debe tenerlo muy estresado”
Queja: “No aguanto a mi jefe, es la peor persona con la que me ha tocado trabajar”
Cambio de perspectiva: “El estilo de liderazgo de mi jefe seguramente está siendo afectado por la presión de sus responsabilidades, esperaré el momento indicado para exponer mi manera de sentir al respecto, seguramente me ayudará a encontrar la solución a esto”
El mundo de por sí ya es caótico y tenemos poco control sobre las cosas que nos rodean, pero nosotros mismos tenemos la solución, o nos amargamos la vida y nos quejamos de todo y de todos o bien, aprovechamos la situación para verla de la mejor manera, sonreímos, nos relajamos y somos felices a pesar de la situación.
La idea principal de las anteriores sugerencias es simple, ser conscientes de lo que nos molesta y lo que nos da el pretexto para quejarnos liberando nuestra frustración e impotencia y aplicar la inteligencia emocional a nuestras decisiones para cambiar la perspectiva de las cosas.
Obviamente esto no es nada fácil de llevar a cabo en un principio, eso de verle el lado bueno a las cosas lleva su tiempo de práctica para lograrlo, sin embargo entrenar esta habilidad crea nuevas conexiones neuronales en tu cerebro por lo que, el mismo al descubrir que las conexiones destinadas a los malos pensamientos comienzan a usarse menos comienza a desabilitar dichas conexiones liberando a las neuronas y dejándolas disponibles para otro tipo de pensamientos, como los positivos por ejemplo, esto se traduce en más creatividad y una mayor capacidad para resolver problemas en el futuro.
Cuando el cerebro está acostumbrado a las quejas está en estado de alerta todo el tiempo, vigilando cualquier situación que sea amenazante a nuestro bienestar y cuando encuentra un motivo de estrés de inmediato libera presión dejando salir las quejas con todos los inconvenientes que ya conocemos, cuando logramos el buen hábito de encontrar el lado bueno a las cosas que nos molestan se relaja tu cerebro, te da tranquilidad y en automático, tu humor mejora.
Veamos algunos ejemplos de lo que acabamos de hablar:
Queja: “Ir al banco es una verdadera pérdida de tiempo”
Lado bueno: “Como estaré mucho tiempo en el banco lo aprovecharé y me llevaré mi nuevo libro para avanzar en su lectura”
Queja: “Mañana el tráfico estará imposible y perderé mucho tiempo conduciendo”
Lado bueno: “Como estaré mucho tiempo atrapado en el tráfico cargaré un par de audiolibros o podcast de mis temas favoritos y aprovecharé el tiempo escuchándolos”
Queja: “Odio los lunes”
Lado bueno: “Mi fin de semana estuvo extraordinario”
Pocas cosas en la vida me estresan tanto como convivir con gente negativa, terca y que se queja de todo, pero he aprendido a entender que muchas veces ellos mismos no son conscientes de lo que dicen o hacen, por eso siempre que alguien suelta una queja pienso detenidamente y la observo para intentar entender cuál es en realidad la causa de dicha queja, he aprendido también que en vez de molestarme o dejarme contagiar es mejor preguntar si puedo ayudar en algo para mejorar su estado de ánimo o resolver el problema que lo aqueja, como te darás cuenta aquí estamos aplicando la sugerencia de ser consciente de la causa y ser propositivo en vez de solo ser un espectador en riesgo de ser contagiado.
Estoy seguro que es mucho mejor proponer soluciones que quejarse, los demás prefieren que propongas soluciones e incluso es probable que se presten a ayudarte a resolver lo que te molesta, quejarse molesta a los demás y los pone de malas también y finalmente no se soluciona nada y todos se ven afectados.
Dejar de quejarnos literalmente puede salvarnos la vida, yo creo que es un buen momento para comenzar, ¿o tu qué opinas?.
Sergio Neri
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